22 de marzo de 2011

De obsesiones en general y de ti en particular.

Hoy a las 2'51 he decidido que voy a volver a obsesionarme contigo.
Recordar cosas sobre el amor no se me da bien, y buscar amores nuevos tampoco. Así que, he decido que voy a volverme loca de nuevo. Voy a salir a buscarte como hacía, hasta volver a conseguirte. Aunque se vayan las nubes. Y venga la primavera a verme un viernes. Aunque me detengan las sonrisas de complicidad de los domingos. A pesar de la felicidad de una mano correspondida.
Hoy, a las 2'53, me apetece dormir contigo. Me apetece no ser racional. Y no ver 173 minutos de un documental que mañana se me olvidará. Como tú me olvidas a mí al día siguiente.
Como tus pupilas de hombre astuto. O no tanto. Ya no lo sé.
He decidido escuchar a Quique González hasta que me duerma, y pensar en tonterías.
Porque después de cien conversaciones me besas el único día que yo no planeo. Después de encontrarte el primer día, me besas sin avisar.
Y sabes que no era lo que queríamos. Fuiste mío. Un rato sólo.
Y yo, quiero más. Yo lo que quiero es hacerte el amor por los rincones del mundo. Sólo por curiosidad.
Y después vete a conquistar a las demás. Si quieres, claro.

14 de marzo de 2011

Dónde estás amor.

Llegan noches frías. Noches en las que me acuerdo de tu sonrisa. 
Sabes que cada beso tuyo era cada latido mio. Lo que me hacía seguir viva. Tú.
Quiero que te quede claro que mis latidos son tuyos. La sangre que corre por mis venas es tuya. Tu la hacías correr cuando me tocabas con esa magia. Esa magia que teníamos cuando nos besábamos. Hacíamos temblar al sol. Hacíamos temblar la luz en la penumbra. Sudábamos y nos queríamos a diario. A veces, me pregunto si te lo dije tantas veces como era necesario. Que te quería. Que te quería muchísimo y que te quiero. 

Y ahora que nadie me toca con magia, ni mi vida depende de los besos de una boca que me vuelve loca...
diré que conozco el truco demasiado bien.
Y ahora tengo miedo. Muchísimo miedo.
Porque no sé si te echo de menos a ti. O echo de menos la magia de una sonrisa que me haga levantarme con ganas de comerme la ciudad cada mañana. 
De lo que estoy segura, es que la otra noche estuve pensando en ti.
Y de lo que también estoy segura, es que me apetece enamorarme. No mucho, pero sí un poquito.
Pero no te preocupes. Algún día saldré a buscar amor, si antes no me he muerto de locura.
Te escribo esto para decirte que te quiero. Y que cada vez que te veo se me vuelca el corazón. siempre te querré octubre.

y para decirle al amor, que si es amor, que no se esconda.

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