27 de julio de 2011

¿Y quién no las querría?

  Como un boomerang con acuse de recibo o un cubata a medio acabar. Como veinte pares de tacones en medio del salón o un plato a rebosar de tortitas
Que donde caben cuatro, caben cinco y si no que se lo pregunten a los taxistas.
Que las indirectas son directas si las dicen ellas y el rojo es más rojo si es el de sus labios.
Los secretos son más secretos si te los cuento con alguna canción de fondo y las noches son mejores si amanecemos juntas en alguna calle perdida.
Bailes de azotea algún día entre semana, o beber rubia la cerveza pa' acordarse de su pelo. Perderse en la madrugada de un botellón y en el ruido de los coches a la vuelta de la calle. 
Meriendas que saben mejor si oyes risas a tu lado. Planes que surgen y tal vez nunca se cumplan. Sueños por terminar, y algún que otro que empieza. El humo del cigarro que se consume en el jardín, y las llaves de un seat blanco sin carnet. 
Que entre el dos y el cuatro las estrellas brillan más, que el mar es más azul si hace juego con sus ojos. Que el sol se derrite si refleja con su pelo, y sus pestañas son más largas si te guiñan el ojo.

Porque con ellas, apuestas una vida, y ganas seis.

22 de julio de 2011

Por el tejado de tu cuello.

La primera hoja de la historia. Un viernes a dos calles de casa. Un cuento de esos que se empiezan a escribir y se dejan a medio hacer, pero entre beso y beso, sigue.
Una idea que no era y que de repente fue. Y escondidos bajo la sombra de algún árbol se siguió escribiendo. 
En nuestro banco, tus siete vidas. Las siete diferencias y tu boca que me busca y me encuentra.
Los asientos de tu coche y una canción que no quiero que acabe. Pero acaba, y yo me voy y tú te quedas
Y me quedo con ganas de un sábado pérdidos por esta pequeña ciudad, y de enredarnos en alguno de tus tejados.
  
Porque si catorce vidas son dos gatos, ¿cuánto nos queda por vivir?

19 de julio de 2011

¿Quién a estas alturas de la vida no se ha vuelto loco?


Tus labios corrompen mi decencia, y más si te lo cuento después de una borrachera como aquella.
Que llegados a este punto del cuento, debería limitarme a mis siete vidas, pero hay estrellas que me siguen descolocando los domingos.
Dejando de un lado las estrellas que no sean las de tu tejado, te escribiré algo.

Yo, ellas, vestidos, sandalias y algo de rímel. Esa sonrisa tan nuestra que te busca entre sus planes, que pasea por las calles buscando el ruido de algún motor o el azul marino de algún mercedes.
Una canción que vuela por la ventanilla y un retrovisor de esos que te guiñan el ojo
El desgaste de algún neumático y una mirada presumida que se rinde si me ve.
Buscando alguna forma de pisar el embrague, meter primera, y arrancar. Una manera de darte cuenta, que lo último que quieres, es frenar.

15 de julio de 2011

everyday, everynight.

Mientras los acordes de Russian Red suenan en la habitación, el verano derrite los amores pasados.
Se derriten las hojas de los libros y ponemos puntos finales detrás de alguna página.
En menos de dos días te ves en un tren que te llevará al mar. Y ves que en cuatro horas de viaje y casi 400 kilómetros de vía, hay por delante una semana sin parar de reír. Volver con ellas y dar comienzo otro verano más.
treinta y tres grados para luchar por una vida difícil o por siete fáciles. Tenerlo tan claro un momento y no tan claro si lo hablas con la almohada. Que los termómetros se ponen en contra del amor. Que aunque nos droguemos con promesas, puedes decir claramente si quieres estar a punto de pistola, o disparar.
El cuento empieza en una estación que huele a mediterráneo. Ojos azules ella, pestañas infinitas a su lado. Faltan la de la melena rubia y la que tiene los labios más bonitos del mundo. Huele a verano y a secretos. Son horas muertas en un parque y alguna que otra botella de vodka en sábado. Son ellas y soy yo, con siete vidas por delante y una estrella que sigo viendo desde el tejado.



 1,2,3...COMENZAMOS.

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